Refugio Significa Futuro (I) |
Ahora (04/07/2025) |
Millones de personas en todo el mundo se ven obligadas a huir de sus hogares. - Los conflictos, la violencia o la persecución son los principales motivos. - Cruz Roja trabaja cada día para su camino hacia un nuevo comienzo esté lleno de dignidad. Hoy os haremos una pequeña introducción, "la Humanidad por encima de todo la labor de Cruz Roja" y dos historias de vida. La semana que viene os contaremos otras tres historias vida y las claves para prosperar. ¿Qué te llevarías si tuvieras que dejar tu hogar hoy mismo? Millones de personas en el mundo no tienen que imaginar la respuesta: la conocen. Son personas solicitantes de asilo, obligadas a huir de sus países por conflictos; persecuciones; motivos de raza, religión o nacionalidad; pertenencia a un grupo social particular u opiniones políticas. El pasado 20 de junio conmemoramos el Día Mundial de la Persona Refugiada, que pone el foco en la fuerza, el coraje y la resiliencia de estas personas que, al fin y al cabo, solo buscan una vida mejor. La fecha también visibiliza las realidades y dificultades que han superado y promueve una solidaridad y compromiso global. España es uno de los países europeos que más veces ha conjugado el verbo "acoger". Los números así lo demuestran. Desde enero hasta finales de diciembre de 2024, se presentaron en España 167.366 solicitudes de protección internacional, la cifra más alta jamás registrada en el país y con un predominio de nacionalidades de países latinoamericanos. Buscar refugio es mucho más que cruzar una frontera: es empezar de nuevo. Y ahí Cruz Roja Española, con el apoyo del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, los Fondos Europeos (FAMI) y la colaboración de las diferentes administraciones públicas, desempeña un papel crucial. La Humanidad por encima de todo: la labor de Cruz Roja Cruz Roja Española lleva más de 30 años trabajando en el ámbito de las migraciones, cumpliendo con firmeza su principio de Humanidad. En 2024, la organización atendió a 42.478 personas solicitantes de protección de las cuales un 56,97% eran hombres y un 43,03% mujeres. Aunque la población ucraniana sigue siendo significativa (21,15%), destaca el aumento de personas procedentes de África Subsahariana, especialmente de Mali, jóvenes y sin redes de apoyo en España. El grupo mayoritario atendido se sitúa entre los 18 y los 34 años (43,57%), seguido de personas menores de edad (21,66%), y un porcentaje mucho menor de mayores de 65 años (2,62%). En el ámbito laboral, Cruz Roja ha ofrecido atención a 6.206 personas solicitantes de protección internacional, temporal o apátridas, de las cuales el 55% han sido mujeres. Desde un enfoque centrado en el acompañamiento personalizado, se ha facilitado el acceso a acciones de orientación, formación y cualificación, incluyendo el apoyo en el reconocimiento de titulaciones y la continuidad de estudios. Gracias a estas acciones, un 32% de las personas participantes ha obtenido una cualificación profesional y un 38% ha logrado acceder a un empleo. Esta labor se ha sostenido, en gran parte, gracias a la colaboración con el sector empresarial: en 2024, Cruz Roja ha trabajado con 1.145 empresas para generar oportunidades laborales adaptadas a los perfiles y necesidades de las personas atendidas. Por otro lado, durante el año 2024 Cruz Roja ha mantenido operativas 10.109 plazas de acogida en 47 provincias, y acompañado el proceso de inclusión social de 5.420 durante la fase de preparación para la autonomía. Gracias a esta labor, 15.042 personas han recibido apoyo jurídico en la tramitación de su solicitud de protección internacional y 13.181 asistencia psicológica para fortalecer su bienestar emocional. Teniendo en cuenta el volumen de personas no hispanohablantes en el programa, 9.062 personas han pasado por el servicio de aprendizaje del idioma en sus distintos niveles formativos, incluyendo alfabetización. Sara Mohamed Abuelgasim: cuando el idioma es la llave Procedente de Jartum (capital de Sudán), Sara Mohamed Abuelgasim llegó a España huyendo de la guerra, sin saber que este país se convertiría en su "nuevo hogar". A su llegada a Madrid todo le resultaba raro: "El idioma era una barrera, las personas corrían de un lado para otro, la vida me resultaba ruidosa", expresa en una sentida y emotiva carta. Durante los primeros meses, Sara solo podía pensar en su país de origen, llena de añoranza. No le fue fácil cambiar el kisra y el molah, platos típicos sudaneses, por la tortilla de patatas y la paella. Decidió empezar a aprender el idioma y lo que al principio le generó frustración acabó convirtiéndose en una herramienta fundamental para asentarse: "Empecé a encontrar similitudes entre el español y el árabe: azúcar, almohada, berenjena...". Tender puentes entre ambas lenguas, reconoce, le hizo sentirse mejor. Todo cambió cuando comenzó a entender las bromas. "El idioma no solo es comunicación, sino una puerta abierta a la cultura y a las emociones, un nuevo sentido de pertenencia", reivindica Sara, que ahora reside en Albacete. Tras un tiempo en nuestro país se siente de dos mundos: "No soy sudanesa, tampoco española". Abdul Hakim Albizat: de contable en Siria a aprender catalán en Barcelona Cuando Abdul Hakim Albizat llegó a Barcelona pasó 4 meses en la calle. "Fue una situación muy difícil porque no me sentía seguro", confiesa este graduado en Economía y Comercio sirio de 46 años. Tras una vida trabajando como contable en un hospital, decidió hacer las maletas y solicitar asilo en España. Derivado a un centro de acogida en el Masnou, en Barcelona, Abdul pronto recorrió todas las escuelas de la zona hasta dar con una que le permitiera compaginar el aprendizaje del castellano con el catalán. "Me siento muy ayudado y tengo muchos amigos, así que me gusta mucho ir", indica y expresa que se acuerda de todas las personas que le han ayudado cuando "no tenía nada". "Esto es muy importante para mí porque toda mi familia y amigos están en Siria", recalca. Como usuario del programa de Protección Internacional de Cruz Roja, actualmente vive en un dispositivo de acogida en Calella (Barcelona) donde continúa estudiando idiomas y ha asistido a formaciones para reencaminar su trayectoria laboral. "Estoy dispuesto a conocer nuevos ámbitos laborales o bien continuar formándome en los que ya he ejercicio", cuenta. Sus palabras de agradecimiento van dirigidas hacia Cruz Roja, el gobierno español y la gente. "La gente no debería tener miedo a las personas refugiadas porque la vida puede cambiar en un instante y cualquiera puede convertirse en una persona refugiada", reflexiona.
|
|
Ver más noticias |