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Angélica Dass: "La diversidad es el gran valor que tenemos como especie"

Cruz Roja Española (03/07/2022)

Web Angelica Dass Angélica Dass es una reconocida fotógrafa nacida en Brasil y residente en España.


Angélica Dass (Río de Janeiro, 1979) es una reconocida y galardonada fotógrafa nacida en Brasil y residente en España. Su práctica combina la fotografía con la investigación sociológica y la participación pública en la defensa global de los derechos humanos. Es la creadora del mundialmente aclamado proyecto Humanae, una colección de retratos que revelan la diversa belleza de la humanidad. Su trabajo, que ha viajado por más de 50 ciudades de todo el mundo, persigue convertirse en una herramienta para el cambio social promoviendo el diálogo y desafiando los prejuicios culturales. Además, Angélica Dass es una de las Medallas de Oro que entrega Cruz Roja con motivo de la celebración de su Día Mundial en 2022 por "mostrar la diversa belleza de la humanidad".

Tu fotografía se combina con la investigación sociológica y la defensa de los derechos humanos. ¿Qué es lo que te impulsa a trabajar en este ámbito concretamente? 

Creo que la respuesta, en el fondo, es algo egoísta: he venido a este planeta con este envoltorio al que se le asocian algunas etiquetas. Etiquetas que han sido utilizadas para deshumanizarse por ser: afrodescendiente, mujer, inmigrante, latinoamericana, brasileña. Mucho de mi trabajo está enfocado en entender por qué estas características, que son inherentes a quién soy, son las mismas que algunas personas utilizan para tratarme como si fuera menos humana. Mi objetivo es investigar estas temáticas e intentar generar empatía. Naturalizar las diferencias, que en realidad representan el corazón de lo que es el ser humano: ser diferente, diverso, tener muchos puntos en común (el primero, que pertenecemos a la misma especie), pero, a la vez, ser cada uno único y distinto.  

Humanae es tu proyecto más conocido: una colección de retratos que revelan la diversa belleza de la humanidad. ¿Cómo surgió y qué querías demostrar con él? 

Humanae surge como una investigación personal. Empecé a hacer fotos con 30 años aunque este proyecto, en realidad, quizá lo tenía en mente desde que tenía 6. Nací en una familia muy colorida: me reconozco como afrodescendiente, eurodescendiente y descendiente de los pueblos originales de América. Lo puedo ver en las cenas de Navidad: todos esos colores que forman parte de mi trabajo los encuentro en mi familia. Obviamente, dentro de mi casa todas esas diferencias resultaban algo natural, parte de quién éramos, pero no fuera de allí. 

Brasil ha sido el último país del continente americano en abolir el tráfico de seres humanos desde el continente africano, por no hablar del genocidio de los pueblos originarios en el continente americano... Reconociendo esto, desde pequeña no comprendía por qué clasificar a los seres humanos en rojo, amarillo, blanco y negro como colores asociados a raza. No me parecía lógico. Pasó lo mismo cuando entró una profesora en clase y me dijo que un lápiz rosa era de ¿color carne¿. Yo estaba hecha de carne, pero no era rosa; mi piel era marrón, aunque la gente decía que era ¿negra¿. Esta reflexión ha estado presente durante toda mi vida. 

El hecho de hacer fotos surge cuando ya vivía en España. Me casé con un español que tiene la piel muy clara (a los cinco minutos de estar al sol se pone como una gamba: rojo). La gente me preguntaba de qué color sería mi hijo. Las dos primeras fotos de Humanae fueron la mía y la suya. Después, intenté buscar esa respuesta haciendo fotos a mi propia familia. Empecé a hablar sobre cómo se definían, cómo hablábamos de este tema; casi me parecía más interesante la conversación que las fotos. Y por eso hice lo mismo con mi familia política, donde las conversaciones, obviamente, fueron diferentes. Entendí que cada uno recibía este trabajo desde un lugar distinto.  

A partir de ahí, decido hacer convocatorias públicas. Poner literalmente en Facebook: "Yo no creo en blanco y negro; si te apetece venir a mi estudio¿". En ese momento Humanae deja de ser una investigación familiar para pasar a ser una investigación global donde las personas contribuyen a la conversación, al diálogo que genera este trabajo. 

El proyecto (ya) no es solo hacer fotos: ha crecido mucho.  

Siempre digo Humanae es un work in progress, porque yo misma he ido cambiando. De hacer fotos y colocarlas en la pared hasta estar en la calle. Para mí la calle es el mejor lugar para generar conversación. Y al final el proyecto llega al que, para mí, es el mejor espacio para transformar o dejar un impacto para el futuro: la escuela. Es un trabajo que hace ese recorrido de intentar encontrar y conectar con diferentes capas de la sociedad. Ese probable o posible cambio solo va a pasar si lo hacemos juntos y principalmente contamos con las futuras generaciones. 

¿Por qué la diversidad es bella? 

Más que bella, la diversidad es parte de lo que somos como especie. Cuando hablo de diversidad, cuando hablo de Humanae, parece que estoy hablando sobre color, pero eso solo es la primera capa del trabajo. La información más importante de este proyecto es exactamente la que falta. No se sabe qué personas que participan en Humanae son ricos, pobres; inmigrantes o no; dónde viven; dónde están; el estatus económico y social de cada una de esas personas¿ Cualquier tipo de información que tú interpretes en este retrato solo pertenece a tus propios estereotipos y prejuicios, porque no sabes absolutamente nada.  

La diversidad nos enriquece porque solo aprendemos de algo que es diferente a nosotros. Solo crecemos cuando añadimos información. Para poder sumar, tenemos que incorporar cosas que sean distintas a nosotros. Por eso, insisto, la diversidad es el gran valor que tenemos como especie. Más que bella, es necesaria para que crezcamos.  

¿Por qué es necesario reflexionar de forma crítica sobre los estereotipos asociados a la raza, la etnia o la identidad? 

Antes de contestar a tu pregunta, ¿de qué "raza" me estás hablando? Cuando me hablan sobre prejuicios, sobre no discriminar por ¿raza¿, siempre pregunto lo mismo: de qué raza hablas. La primera cosa que tenemos que pensar es de qué estamos hablando. El concepto de "raza" no se aplica a la especie humana: somos 99.9 genéticamente idénticos. Todos compartimos los mismos antiguos ancestros: todos pertenecemos a la misma especie. Por tanto, el concepto de ¿raza¿ es una construcción social para deshumanizar a una parte de los seres humanos entendiendo, eso sí, que el racismo es parte del día a día y se basa en todo esto. 

Lo que intento hacer con Humanae es generar diálogo, aproximar las zonas: enseñar que en el fondo los seres humanos somos como un espejo. Somos capaces de vernos en muchas cosas de alguien que no se parece en absoluto a nosotros. Y tal vez por eso la importancia de la escuela y la educación, que es fundamental. La educación es una manera amplia de entender y comprender diferentes culturas y formas de ver el mundo; todo desde el respeto. 

¿Crees que, como sociedad, hemos avanzado, o todavía nos queda un largo camino por recorrer? 

Creo que estamos siempre en un "tira y afloja"; un ir para atrás y para delante. Creo que hemos dado pasos sólidos en muchos aspectos. Por ejemplo, si yo hubiera nacido en Estados Unidos antes del 68 no podría haberme casado con mi marido (un negro no se podía casar con un blanco); o si hubiese nacido en Sudáfrica en los 90, cuando el apartheid¿ Lo que pasa es que estamos hablando de derechos humanos de una manera general, y hay lugares del planeta donde se va algunos pasos por delante, y en otros, pasos por detrás.  

Los que hemos avanzado unos pasos más adelante no deberíamos olvidarnos de los que caminan unos pasos más hacia atrás. Deberíamos pensar y trabajar para que otros puedan avanzar también, y a la vez para nosotros seguir avanzando. Por tanto: a la pregunta no hay un sí o un no. Siempre hay que mirar las cosas en contexto. Yo soy agnóstica, pero hay algo muy cristiano en eso de que ¿todos los hermanos estén en las mismas condiciones¿. Pues eso no lo hemos conseguido, y es fundamental. Algunos hemos avanzado, sí; ¿todos hemos avanzado? No. Hay que seguir.   

Tu trabajo, lo hablábamos, trasciende los museos y también se desarrolla en aulas escolares. ¿Qué aporta el diálogo con niños y niñas?  

Si tú no le explicas a un niño que yo soy negra y tú eres blanca, ese niño no lo sabe: no sabe ese concepto. Esta es una de las pruebas de por qué es una construcción social, porque un niño jamás me describiría como "negra" si alguien no le explica a este niño lo que es eso, el concepto de ¿raza¿. Es un punto clave, porque ninguno de nosotros admitiríamos que un profesor entrara en clase y dijera que la tierra es plana. No querríamos tener a nuestro hijo en esa escuela.  

Sin embargo, seguimos aceptando que sea parte de nuestra educación y clasificación el concepto de ¿raza¿; que digan que yo soy "negra", por ejemplo, o que el lápiz de color rosa es "carne". Por eso es tan importante la educación, y no solo trabajar con niños, sino con todo ese sistema que va a formar a seres humanos en el futuro. 

Además, siempre hablamos de la juventud, de los niños, de las futuras generaciones: de que van a cambiar las cosas. Y la pregunta es: qué herramientas les damos para generar ese cambio. Les estamos pidiendo que provoquen un cambio, que el mundo sea más humano o empático, pero ¿les estamos dando los recursos? Creo que tenemos que darles recursos, oportunidades de conexión y diálogo para que, cuando sean adultos, ese cambio sea parte de su manera de pensar.  
Aparte, trabajar con niños es una maravilla. Teniendo el blanco y negro y los colores primarios delante de ellos pueden crear absolutamente todos los colores. Reconocen eso: somos como la pintura; del mismo color, cada uno puede obtener un resultado diferente. Los seres humanos somos así: venimos del mismo material, aunque el resultado sea único y diferente. Es exactamente así. Lo mismo que funciona con la pintura, funciona con nosotros. 

¿Hace falta que el arte y la cultura en general invadan más los espacios públicos para que, precisamente, apele a todo el mundo y logre agitar conciencias? 

Cuando el lenguaje verbal no es suficiente para que de verdad nos comuniquemos, el arte habla alto y claro. Te conecta más allá de yo te diga que somos iguales: es que lo estás viendo tú. Estás viendo que cada uno de nosotros es único y diferente. Todos estamos formados por el mismo material (pelo, piel, nariz, boca) y es lo que intento hacer con mis fotografías. Hacer, provocar, un espejo donde tú seas capaz de reconocerte a ti mismo en una multitud de caras que sean completamente diferentes a la tuya. 

Por eso yo creo que el espacio público es fundamental en este diálogo. No quiero que la gente tenga que ir hasta el museo solo para ver esto; que la gente tenga que ir a un lugar con un interés específico para ello. Me gusta ocupar el lugar público porque quiero hablar con quien esté de acuerdo y con quien no esté de acuerdo conmigo (principalmente).  

La idea es exponer las fotos, pero también exponerme a mí misma. Me interesa el diálogo que se genera en esos lugares: que cuando estás yendo a comprar el pan, que cuando estás enfadado al salir de la oficina, que cuando has tenido un mal día¿ mires esos montones de cara. Esa es la idea del arte en el espacio público. Algunas veces el arte es muy exclusivo, y yo creo que debería ser inclusivo. Debería ser parte del día a día de todo el mundo; un derecho, no solo por el placer estético, sino por la reflexión, por cómo nos permite hablar más allá de nuestra propia boca.  

¿Qué es para ti la imparcialidad y cómo crees que la ciudadanía puede ponerla en práctica para crear una sociedad mejor? 

La imparcialidad es ese ejercicio de empatía ciudadana donde miras al otro de la misma manera en la que tú quieres ser mirado, y actúas hacia el otro de la misma forma en la que te gustaría que actuaran hacia ti. Cuando hablo, insisto muchas veces en el término o la palabra ¿espejo¿, y para mí la imparcialidad es eso: interactuar con otros seres humanos como quieres que interactúen contigo.  

Cuando la gente me llama "activista", siempre digo que en realidad soy "activadora" de conversaciones. La verdad es que todos tenemos ese poder: el poder de impactar en el mundo con las pequeñas interacciones que tenemos todo el día a nivel cotidiano. Siempre digo que yo soy mucho más activista yendo a la panadería, comprando flores, en el supermercado que con mi propio trabajo, porque son las cosas cotidianas, las pequeñas cosas, mediante las cuales podemos crear una ola gigante.  

Entrevista realizada por Silvia Llorente para la revista AHORA de Cruz Roja Española.
Fotografía: Captura de pantalla de la web de Angélica Dass







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