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"Un momento estratégico" para las empleadas del hogar

Migrar.org (02/09/2010)

Imagen de Otro Tiempo Una regulación justa para las empleadas del hogar. Éste es el objetivo de la asociación Otro Tiempo, organizadora del taller "Hablemos de Servicio Doméstico: Encuentros y desencuentros entre empleadas y empleadoras". Agustina Daguerre y Nerea García nos explican la situación de precariedad que viven estas trabajadoras y sus reivindicaciones

¿Qué es Otro Tiempo y qué objetivos tiene?

Otro Tiempo es una asociación civil, sin fines de lucro, creada por cinco mujeres comprometidas con un ideario feminista, ecologista y crítico con el modelo actual de capitalismo global. Creemos que, a través de la ciudadanía, se pueden construir otras formas de poder, basadas en el respeto, el diálogo y la cooperación.


Uno de vuestros últimos ejes de acción es la reivindicación de los derechos de las empleadas del hogar, ¿Por qué sufren esta precariedad?

Por varios aspectos, entre ellos el escaso reconocimiento que se tiene de las tareas del hogar y la negativa de las sociedad y el estado a cumplir sus responsabilidades en la tarea de socializar el cuidado y visibilizar su importancia. La ciudadanía desconoce la situación legal injusta de estas trabajadoras, puesto que al desarrollarse en espacios privados suelen darse situaciones despóticas y abusivas que no son controladas y que tampoco queremos conocer.


¿Cuáles son las condiciones laborales de estas trabajadoras?

El sistema laboral español divide legalmente en dos grupos a los trabajadores: los pertenecientes al Régimen General y los de los regímenes especiales, como agricultores, artistas, autónomos o empleadas del hogar. Los primeros, tienen reconocidos derechos y garantías más amplios. En cambio, los otros no tienen el acceso a todos los derechos.

En el caso del Régimen específico de servicio domestico, las deficiencias en la regulación se manifiestan a lo largo de toda la relación laboral:


  • En su inicio, el contrato de trabajo no tiene porque ser escrito, con la arbitrariedad que de ello puede derivarse. El salario mensual, es el Salario Mínimo Interprofesional (633,30 ¿), el cual puede abonarse hasta en un 45% en especie, es decir, puede pagarse en manutención y alojamiento, quedando la cuantía dineraria a abonar en 284,98 ¿. Además, sólo se perciben dos medias pagas (en verano y navidad) en lugar de las dos pagas completas que reciben otros trabajadores.

  • En los casos de extinción de la relación laboral, la indemnización por despido es menor a otros trabajadores, y además no tienen acceso a la prestación por desempleo (paro) y solo podrían acceder a prestaciones no contributivas, de menor cuantía, que sirven para evitar situaciones de pobreza extrema. Además, el Real Decreto de Servicio Doméstico permite extinguir la relación laboral sin causa ni hechos que lo motiven con una indemnización de 7 días por año trabajado.

  • Las desigualdades continúan en el acceso a las prestaciones de Seguridad Social. Aunque las empleadas del hogar sí tienen jubilación y acceso a la Sanidad Pública, la Seguridad Social no cubre las situaciones de enfermedad en las mismas condiciones que las de otros trabajadores. Sólo cobran prestación durante una Baja de Incapacidad Temporal a partir del día 29. Es decir, los 28 primeros días de enfermedad no cobran cantidad alguna ni por parte de su empleadora, ni de la Mutua ni de la Seguridad Social, salvo que ellas contraten algún Seguro Privado, mientras que la Ley General de Seguridad Social reconoce prestación por desempleo a la mayoría de los trabajadores desde el cuarto día de baja médica.
¿Qué ocurre con los sindicatos?

En el servicio doméstico no existen figuras organizativas en torno a las cuales aglutinar las reivindicaciones laborales, tal y como se entiende desde el sindicalismo clásico. Al producirse toda la relación laboral en el espacio privado -en el hogar familiar- la invisibilidad de las condiciones de trabajo es una constante. Esto supone una dificultad añadida para reivindicar derechos, para que la ciudadanía conozca la realidad de su ambiente de trabajo o para tejer redes de solidaridad.

En el caso de las trabajadoras internas, son susceptibles de ser víctimas de un grado mayor de abusos no solo de tipo laboral sino también de tipo físico y psicológico debido a la extendida conceptualización de "la doméstica" como una extensión del ámbito de propiedad privada de su empleador.


¿La precariedad ha aumentado aún más con la crisis?

Para muchas mujeres que trabajan en el servicio doméstico su situación ha empeorado. Primero, porque los empleadores y empleadoras alegan sus bajos salarios o su mayor inestabilidad para regularizar la ayuda de sus empleadas: pago de cuotas a la seguridad social, contrato de trabajo escrito, medias pagas...

Por otro lado, son las propias empleadas las que, en condiciones de suma precariedad, aceptan condiciones laborales profundamente injustas. Al mismo tiempo, una de las quejas más repetidas es que las figuras de intermediación laboral, ya sean Iglesia o cierto tipo de ONG abocan a las mujeres a aceptar cualquier tipo de empleo sin hacer una labor de sensibilización con empleadores y empleadoras.


¿La última reforma laboral afecta a estas empleadas?

La influencia es mínima, y en nuestra opinión, el alcance se despliega más a nivel simbólico que a nivel jurídico.

Las últimas propuestas de modificación del Real Decreto de Servicio Doméstico (de diciembre de 2009 y mayo de 2010) aún no han sido aprobadas y parece que la negociación se encuentra paralizada. Es de resaltar que la normativa para las empleadas del hogar no ha sufrido grandes modificaciones en los últimos 25 años, salvo pequeñas mejoras referentes a temas de Seguridad Social.

Lo que sí puede afectar esperemos para bien, es el empuje que desde la UE se está haciendo para eliminar todo régimen especial de regulación laboral en los países comunitarios. Además, la OIT está planteando elaborar un documento legal que proteja los derechos de las trabajadoras del hogar dentro de la Conferencia Internacional del Trabajo.


¿Qué es lo primero que tendría que cambiar para mejorar los derechos de estas mujeres?

La situación podría mejorar con una regulación normativa adecuada a unas condiciones de trabajo dignas. Otro paso importante sería la flexibilización de la ley de extranjería.


¿Qué se puede hacer desde otros ámbitos?

Sería importante educar en la socialización de los cuidados, en la importancia de su reparto entre mujeres y hombres. Si estas tareas estuvieran más valoradas, la situación laboral de estas mujeres sería defendida desde más ámbitos y no llevaríamos 25 años con una regulación más cercana al Siglo XIX que al XXI.


Si la empleada del hogar es migrante, ¿sus condiciones laborales empeoran todavía más?

Suele ser así. Las mujeres migrantes suelen sufrir peores situaciones laborales. El 90% de las trabajadoras de servicio doméstico son mujeres, y la mitad del total -unos 400.000-, extranjeras, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Son muchas las mujeres que, al no disponer de una situación regularizada, se ven abocadas a trabajar en este sector, muchas veces en situaciones inaceptables. A menudo estas empleadas no tienen papeles o tienen un permiso de residencia y trabajo inicial de cuya renovación depende su continuidad en el país.

Así, el trabajo doméstico se ha convertido en un tipo de empleo destinado a aquellas mujeres que no pueden acceder a otros trabajos más cualificados. Desde nuestro punto de vista, se trata de una estrategia por parte del poder para relegar a los migrantes a ciudadanos de segunda.


Desde hace unos meses se oye hablar de asociaciones y manifestaciones de empleadas del hogar, ¿sus reivindicaciones empiezan a ser escuchadas?

Las empleadas de hogar llevan décadas luchando por una regulación más justa. Pero en la actualidad su voz se escucha más alto y más a menudo, por la fuerza que las asociaciones de inmigrantes comienzan a tener. Se está trabajando en red entre distintas zonas del Estado, con asociaciones mixtas -de autóctonas y migrantes-, con algunas asociaciones y movimientos feministas que están repensando los cuidados.


¿Qué valoración hacéis del taller "Hablemos de servicio doméstico", organizado por Otro Tiempo?

La experiencia ha sido muy positiva. Participaron aproximadamente 40-45 mujeres, tanto a nivel individual como en representación de otros colectivos: Servicio Doméstico Activo, Ciidyc (ciidyc@gmail.com), Pueblos Unidos, Territorio Doméstico). Una de las conclusiones a las que se ha llegado es la necesidad de unir a todas las organizaciones que trabajan en estos temas para lanzar una campaña común.


¿Cómo se ha vivido el encuentro entre empleadas y empleadoras?

Creemos que, lejos de los antagonismos que pueden dividir a estas mujeres, existen muchas opresiones comunes basadas en el género que podrían unir sus luchas. El reparto de tareas domésticas entre el conjunto de la sociedad podría ser la clave de un discurso que las aúne. Está claro que no podrán estar en todo de acuerdo, pero no renunciamos a priori a la posibilidad de una lucha conjunta, porque el origen de la opresión que viven las empleadas del hogar no viene de la mano sólo de sus empleadoras, sino de un sistema patriarcal coloca a las mujeres en posiciones de subordinación.


Si alguna de nuestras usuarias es empleada del hogar y necesita ayuda, ¿dónde puede dirigirse?


Ahora mismo SEDOAC (Contacto: Sedoactivo@gmail.com) y la gente de Territorio Doméstico son probablemente las fuerzas más claras que al menos en Madrid, trabajan por el cambio normativo. Sin embargo, a nivel de organizaciones sociales existen muchas ONG, como la propia Cruz Roja que trabaja ayudando a buscar empleo y/o solicitar recursos. La regulación en materia de extranjería y en denuncia de situaciones de discriminación en SOS Racismo o Ferrocarril Clandestino.





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