actualidad

NOTICIAS

Publicar      
Una nueva vida: llegar y quedarse

Cruz Roja (18/07/2022)

Ucrania 18 millones de personas se han visto afectadas ya por el conflicto de Ucrania.

Millones de personas han tenido que dejar sus casas, sus ciudades, sus familiares y, en definitiva, su modo de vida. La situación en Ucrania continúa siendo dramática, y no han sido pocos (ni pocas) los que han llegado a nuestro país huyendo de la guerra y la miseria. Pero incluso en este espeluznante contexto existe lugar para la esperanza. Muchas de esas personas están tratando de encontrar entre nuestras fronteras un trabajo o unas expectativas que les permitan recuperar sus vidas y el optimismo hacia el futuro. No es fácil ni sencillo, pero lo están intentando. Así son algunas de sus historias. 

Un empleo gracias a Cruz Roja 

Oleksandr Husakov (conocido como Sasha) salió de su Ucrania natal y recorrió media Europa hasta llegar a Madrid. Ya en la capital, recaló en uno de los dispositivos de acogida y alojamiento de Cruz Roja. Durante los siguientes meses, Sasha, igual que otras personas acogidas, recibió talleres de información y orientación laboral para conocer de cerca el mercado laboral en Madrid y las posibilidades que le podía ofrecer.  

En paralelo, la empresa de productos veterinarios Vetnova (bajo la acción del área de Prospección del Plan de Empleo de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid) confió en Cruz Roja para hacer un proceso de selección e incorporar a una persona como técnica de almacén en su sede. Nagore Camacho, técnica del área de Prospección en Cruz Roja, ató cabos y puso en contacto a Sasha con Vetnova para que se conocieran bajo el marco del proyecto 'El bolígrafo que escribe el futuro'. Después de pasar diferentes pruebas, el ucraniano fue finalmente contratado.  

Un final feliz que, según el propio Sasha, fue un ¿subidón moral¿ según se recoge en Zona CREO. Muy feliz con su trabajo, Sasha también afirma que tiene intención de quedarse en España.  

Optimismo en vena 

La actriz ucraniana Svetlana Prus estuvo actuando hasta un día antes de que estallara el conflicto en Ucrania. Junto a su familia (marido, dos hijos y una mascota) llegó poco después a uno de los centros de acogida de Cruz Roja en Palma de Mallorca huyendo también del conflicto. Una amiga de la infancia vivía en la isla, y ese fue el detonante para cogieran el coche y pusieran rumbo hasta Barcelona, desde donde se trasladaron después a Mallorca. "Quiero que mis hijos estudien y vivan en un país libre", defiende Svetlana.  

Intérprete tanto de cine como de teatro durante los últimos 20 años, ha pisado en numerosas ocasiones las tablas del Teatro Principal de Kiev, su ciudad. La misma que no reconocía cuando finalmente tomaron la decisión de marcharse de Ucrania. "Muchos sitios estaban destrozados y no sabíamos si podríamos volver", expresa. 

Aunque no olvida su pasado y le gustaría regresar a su país, se siente agradecida a la población española por la ayuda recibida y el apoyo prestado. Por eso, también mira hacia el futuro con optimismo. "Tenemos mucha suerte. Nunca olvidaremos toda la solidaridad que hemos recibido desde que llegamos", dice. 

Cerrando el círculo 

Malvina llegó a España hace cuatro años desde Ucrania. Ya en aquel momento, consideró que la mejor opción era irse del país, algo que hizo junto a su marido y su hijo, porque la situación les producía una gran inseguridad e incertidumbre. Vendieron algunos objetos personales y dejaron su casa atrás. Cuando llegaron a España, fueron a Murcia, donde acudieron a la policía para formalizar su situación y pedir asilo. Unos dos meses más tarde, el ministerio aceptó la petición, y les derivaron a Cruz Roja en Castellón, donde les acogieron, les ofrecieron un piso de acogida temporal y les acompañaron en todo momento para normalizar todo.  

Asistieron a clases de español y Malvina accedió a cursos de formación y al Plan de Empleo de Cruz Roja en Castellón. ¿Su objetivo? "Adaptarse lo mejor posible" a sus nuevas circunstancias, aunque hubiera de por medio algún que otro reto. ¿Me costó mucho el idioma, siempre pensaba que iba a decir algo mal¿ Y a veces no hay que focalizar en lo que hacemos mal", dice Malvina. "Ese periodo en el programa, con Cruz Roja, nos ayudó mucho. Estábamos solos, no sabíamos si podríamos con todo; pero después sentimos mucho apoyo, siempre había una sonrisa o buen gesto hacia nosotros", añade. 

Tiempo después, surgió una oferta de trabajo para Cruz Roja como mediadora. Malvina se presentó y fue contratada por la misma Organización que tanto le había ayudado en su integración. Ahora, ayuda a otras personas en el mismo proceso que ella experimentó cuando llegó a España, especialmente a raíz de la crisis en Ucrania. "Todavía no puedo creer que haya tenido esta oportunidad. Yo he pasado por ese programa, y ahora puedo transmitir y ayudar a otras personas que estén pasando por eso. Muchas personas están muy afectadas por lo que pasa, y para ayudarles siempre intento descubrir sus necesidades y escucharles", asegura. Una de esas vueltas que da la vida que hace que todo, de alguna forma, encaje de repente.

Este reportaje pertenece a la revista AHORA de Cruz Roja Española






Ver más noticias