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Ucrania, un año después (y II)

Cruz Roja Española (06/04/2023)

En el parque.
 Volver e empezar: la nueva vida de las familias ucranianas un año después.
 



Trece meses después del estallido del conflicto en Ucrania, hablamos con algunas de las personas acogidas en diferentes puntos de nuestro país quienes hacen balance de su proceso de inclusión social, cultural y laboral. La prioridad de Cruz Roja continúa siendo atender a la población civil afectada y a las personas desplazadas que se han visto obligadas a dejar sus hogares y cruzar las fronteras con otros países.

En la primera parte vimos la acogida e integración para fortalecer su bienestar emocional y la preparación a la autonomía y desarrollo de una nueva vida. En esta segunda parte veremos el talento ucraniano en búsqueda de empleo y como volver a empezar aprendiendo castellano, la puerta de la integración.


 
 
TALENTO UCRANIANO EN BÚSQUEDA DE EMPLEO

Desde el inicio del conflicto en Ucrania y con datos actualizados al cierre de 2022, Cruz Roja ha atendido a 7.494 personas (75% mujeres y 25% hombres) de diversos perfiles con formación y orientación para acceder al empleo en nuestro país. 

Muchas de ellas mantienen la expectativa de trabajar en España en el mismo sector profesional que ejercían en Ucrania y por ello, se sigue trabajando de manera muy intensa en el ajuste de posibilidades sobre su nueva realidad. Es el caso de Natalia, quien ya trabaja como ginecóloga en Tenerife, una profesión que ya ejercía en Ucrania. El estallido del conflicto se inició con ella en la isla, por lo que recurrió a la Cruz Roja para solicitar ayuda. 

-Yo solicité ayuda en Cruz Roja en Puerto de la Cruz, Tenerife. Nos ofrecieron alojamiento, comida, ropa, cursos de español y apoyo para gestionar toda la documentación necesaria para la asistencia médica-, afirma Natalia. 

Asegura que su agradecimiento nunca será suficiente, por ello, como forma de devolver a los y las demás todo lo que hicieron por ella, ahora es voluntaria dentro del programa de ayuda a las familias ucranianas con niños, niñas y adolescentes. -Sigo aprendiendo español para adaptarme mejor y más rápido ya que no sé si podré volver pronto a Ucrania, no sabemos cuándo terminará la ofensiva-, concluye. 

En la actualidad, una gran parte de las personas atendidas manifiesta que su futuro a corto y medio plazo pasa por instalarse en España con una reconversión profesional, ya que o bien no pueden homologar sus títulos, o el lento proceso para la obtención del permiso de trabajo hace que encuentren muchas barreras para trabajar en sus profesiones de origen. 

Sergey, en su caso, sigue esperando el permiso de trabajo y la solicitud de protección internacional. Hasta que eso suceda tanto él como su mujer e hija pequeña, reciben la ayuda de Cruz Roja para cubrir sus necesidades básicas y también para buscar un empleo. -Cruz Roja nos ayudó mucho desde el principio, recibo clases de español gracias a ellos, nos han dado mucha ropa para mi hijo pequeño, muchos juguetes y además nos han alimentado muy bien en el restaurante que teníamos habilitado en el hotel donde nos alojamos al llegar-, recuerda. 

Sergey no es ucraniano sino ruso. Llegó junto a su familia pocos días después de iniciarse los ataques, ya que al terminar sus estudios universitarios estaba obligado a hacer el servicio militar. Gimnasta profesional, se negó a luchar y huyó del país. -Llegamos en marzo del 2022 y empezamos a vivir con ciudadanos ucranianos en un hotel cerca de Valencia. En general todos nos llevábamos bastante bien ya que nos unía el sentir que aquí estábamos más seguros que en nuestro país. Más tarde nos trasladaron a un hostal hasta que llegamos a un piso en Paterna, en donde me encuentro actualmente con mi familia-, afirma. 

Manifiesta sonriente sentirse muy integrado en la localidad valenciana donde reside, mientras intenta conocer gente en la ciudad y continúa con sus estudios de español. -Como mi mujer y yo éramos profesionales de la gimnasia artística en Rusia, mi objetivo para el futuro es seguir estudiando español para aprender el vocabulario de gimnasia artística y llegar a poder dar clases. Cuando nos concedan el permiso de trabajo nos encantaría enseñar acrobacia ya sea a niños o a adultos-, concluye Sergey.


VOLVER A EMPEZAR APRENDIENDO CASTELLANO Y OTRAS LENGUAS, LA PUERTA DE LA INTEGRACIÓN

El aprendizaje del idioma es una de las herramientas más efectivas para conseguir la integración de las personas refugiadas, ya que la adquisición de la lengua facilita enormemente la comunicación con personas de la sociedad de acogida y el acceso tanto a actividades de ocio como laborales. Esto promueve la creación de unas redes sólidas de apoyo, que son absolutamente necesarias en la situación de desarraigo a la que se enfrentan las personas que han dejado sus países de manera forzosa. 

Eugenio, Inna y Rehina lamentablemente conocen esa sensación, la de sentirse perdido a causa de no conocer la lengua del país de acogida. Una familia que llegó en 2018 a nuestro país, concretamente a Murcia, y que se sienten tremendamente afortunada de haber encontrado a gente solidaria en este difícil camino. -Cuando te encuentras con personas maravillosas y sinceras que te reciben con los brazos abiertos, que están dispuestas a ayudar, aconsejar, apoyar, escuchar, hablar y sonreír... en ese momento el camino difícil se vuelve no tan insuperable-

Afirman emocionados que el equipo de Cruz Roja ha puesto a su disposición todos los recursos necesarios para rodearlos de calidez y cariño. -La Organización ha sido el factor clave de nuestra integración tan rápida en España. Nos enseñan español, cómo funcionan los trámites de las administraciones públicas, la cultura, la mentalidad española.... ponen toda su alma en lo que hacen-. 

Reconocen haber necesitado ayuda psicológica tras el cambio brusco que ha supuesto su nueva vida, pero el balance que hacen después de este último año en España no puede ser más positivo. -La oportunidad que nos ha brindado Cruz Roja para aprender, ha influido directamente en nuestra integración social. Hemos querido aprovechar al máximo lo que nos han ofrecido, por eso hemos realizado todo tipo de cursos de formación a pesar de que tenemos títulos universitarios cursados en Ucrania-, señalan. Una familia tan perseverante que llegaron a estar matriculados en tres cursos a la vez aun teniendo que cuidar a una niña pequeña. -En los cursos, además de estudiar, hemos conocido a muchas personas interesantes con las que podemos practicar nuestro español, aprender sobre cultura, gastronomía, tradiciones y en definitiva hacer amistades-, concluyen.

La historia de Viktoriia también está marcada por la constancia. Esta vecina de Ourense ya domina el español y asegura que le ha ayudado mucho hablar con la gente de su alrededor, para poder expresarse en su nuevo idioma. -Para mí, lo más importante ha sido hablar con otras personas y recibir clases de español, a las que he dedicado muchas horas y muchas ganas. En solo dos meses empecé a entender y hablar un poco de castellano-, asegura. 

Además, el hecho de poder comunicarse y el haber encontrado un puesto de trabajo le hace sentirse muy realizada. -Trabajo en un fábrica de productos de alimentación. Es mi primer trabajo aquí y me gusta mucho. Estoy muy contenta porque es una oportunidad para mí, y mis compañeras y compañeros me han tratado muy bien desde que llegué-, afirma feliz. Mientras continúa con su vida en Ourense, Viktoriia sueña con poder devolver la ayuda que ella ha recibido, trabajando junto a personas solicitantes de asilo. -Sería una bonita manera de cerrar el círculo a nivel profesional y personal-, concluye.


EL DEPORTE COMO VÍA PARA OLVIDAR EL HORROR

Y mientras Eugenio, Inna y Rehina continúan esperanzados su proceso de integración a través de las nuevas amistades, Anastasiia ha encontrado en el deporte el gran apoyo que necesitaba. 

Tiene 16 años y llegó hace un año a Cuenca. Primero aterrizó en Madrid y tras alojarse durante más de un mes en un hotel que les proporcionó Cruz Roja, llegó al municipio manchego. Allí encontró su vía de escape en el deporte, concretamente en el baloncesto, en donde Anastasiia se refugia y se siente muy arropada por todo el equipo. -El baloncesto es mi gran apoyo. Al principio no entendía las instrucciones que daba el entrenador y mis compañeras me lo explicaban en inglés. Poco a poco y gracias a las clases de castellano voy mejorando mi nivel de comprensión, aunque todavía me falta mucho por aprender-. 

En el Club de Baloncesto de Cuenca Femenino ha encontrado la motivación y la ilusión por una vida nueva mientras afirma convencida que -aunque sea difícil pensar en un futuro, lo que me motiva es continuar mis estudios y seguir entrenando-. Su presente lo encontramos en una cancha; su futuro, inscrito entre los grandes nombres del baloncesto. -Quiero continuar una carrera deportiva en España, el baloncesto me apasiona y quiero seguir practicando y entrenando. Mi sueño es jugar en la selección española algún día-.





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