Cada año miles de personas son perseguidas en sus países por motivos de orientación sexual e identidad de género y se ven obligadas a huir en busca de protección, por ello, es de vital importancia analizar y proponer mejoras para que nuestro sistema de asilo responda a las necesidades de todos y todas.

ACCEM, a través de esta investigación ha explorado cómo el sistema de asilo español responde a las necesidades específicas  de los solicitantes de Protección Internacional LGTBI para proponer recomendaciones y recoger buenas prácticas que se están implementando en otros países de la Unión Europea.

El estudio también recoge las singularidades y obstáculos a los que se enfrentan las personas refugiadas y solicitantes de asilo LGTBI a todos los niveles: social, laboral, sanitario, etc.

Para realizar este trabajo de investigación ACCEM ha contado con la colaboración de 50 participantes nacionales (profesionales que trabajan directa o indirectamente con casos de protección internacional) y 53 participantes extranjeros que abarcan 23 nacionalidades diferentes. Para recabar información se han realizado 70 entrevistas y 5 grupos de discusión.

El estudio concluye que es necesario promover un cambio de actitud por parte de la sociedad receptora hacia la población inmigrante LGTBI, que permita convivir en el respeto y la aceptación de las diferencias. También considera necesario educar y capacitar al funcionariado de servicios públicos en todos los niveles para una atención respetuosa, informada y alejada del racismo, la homofobia y la transfobia.

Las conclusiones alertan de una discriminación en el ámbito profesional hacia el colectivo, caracterizada por un acceso difícil a un empleo digno y bien remunerado y unas condiciones que, en muchas ocasiones, implican explotación laboral.

Las personas solicitantes LGTBI sufren también discriminación en otros ámbitos, como en los espacios sanitarios (centros de salud y hospitales) y en la búsqueda de una vivienda. 

Además, se enfrentan a diferentes dimensiones de desigualdad (género, raza y orientación sexual, entre otras) que interactúan entre ellas.  Sin embargo, y a pesar de la discriminación que sufre el colectivo LGTBI migrado forzosamente, las personas participantes en el estudio experimentan una mayor sensación de libertad en España que en sus países de origen. 

Muchas personas solicitantes encuentran dificultades para mostrar su identidad abiertamente, ya que su ocultación ha sido, a lo largo de sus vidas, uno de los principales mecanismos de supervivencia.

Es vital que el colectivo LGTBI migrado cuente con redes de apoyo con las que establecer vínculos sanos de confianza. El hecho de perder los apoyos más básicos y cercanos limita la capacidad de afrontar las nuevas situaciones tras la migración y genera un impacto negativo en la salud emocional y mental. 

El estudio resalta la necesidad de contar con profesionales debidamente formados en materia LGTBI y con una gran capacidad de empatía para poder realizar las intervenciones de manera satisfactoria.

Además, concluye que el sistema de fases del itinerario de intervención aplicado de forma estricta genera malestar. Por ello, resultaría adecuado poder establecer una mayor flexibilidad en el paso de unas fases del programa de acogida a otras.